Por Julio Fernández, profesor del IEB y experto en planificación para la jubilación.
Antes de comenzar a analizar las diferentes propuestas políticas del “IRP”, índice de revaloración de las pensiones, más comúnmente conocido, en estos últimos días, por el famoso “0,25%”, permítanme que haga un breve resumen sobre la situación actual de nuestro país en base al asunto de referencia.
En España hay 8.699.056 pensionistas, situándose la pensión media en 1.077,52 euros, lo que supone que la nómina de las pensiones en el presente ejercicio sea en torno a los 8.925 millones de euros al mes. Entre 2008 y 2018, la pensión máxima a la que puede acceder un jubilado se ha revalorizado un 8,2%, mientras que la pensión media en el mismo periodo de tiempo se ha incrementado en casi un 33%, por la presión al alza que ejercen las pensiones de los nuevos jubilados.
Los ingresos por cotizaciones sociales alcanzaron en 2017 el máximo histórico de 109.166 millones de euros, lo que supone un incremento del 5,5% con respecto al mismo período del ejercicio anterior y que por primera vez desde 2008, en 2017, los ingresos por cotizaciones sociales crecieron por encima del gasto en pensiones. El paro registrado ha disminuido en 6.280 personas en febrero del 2018, respecto al mes anterior, hasta un total de 3.470.248, lo que ha supuesto una reducción interanual del 7,48%. La Seguridad Social sumó 81.483 ocupados en febrero del 2018, incrementando en 2,24 afiliados por cada pensionista, el menor nivel desde 1999.
Esta es la actual, previsible e irritante realidad española. El Estado del bienestar, a nivel mundial, ha deparado un afortunado incremento en la esperanza de vida, el cual está provocando consecuencias económicas irreversibles. El envejecimiento de la población es el mayor reto que Europa tiene encima de la mesa, cada día que pasa aumenta la esperanza de vida en 4,8 horas al nacer y a los 65 años esta cifra es de 3,6 horas.
En la presente semana el ejecutivo se enfrenta a la “suficiencia” del actual sistema público de pensiones; intentar que los pensionistas no sufran pérdidas de poder adquisitivo; sin una solución aparentemente fácil, proponiendo diferentes alternativas:
– El PP manifiesta estar en contra de revalorizar las pensiones únicamente con el IPC, valorando una nueva fórmula conjugando diferentes variables como la inflación, el PIB, la productividad, los salarios o el equilibrio financiero del sistema. El ejecutivo sigue apostando por un incremento del empleo y las cotizaciones, que sumado a una mayor separación de fuentes de financiación impositivas, provocará que la Seguridad Social alcanzase de nuevo el equilibrio.
– Desde C`s afirman estar dispuestos que la revalorización de las pensiones estén ligadas a la inflación, si hay compromiso de reformas contra la precariedad laboral y apoyo a la natalidad. No obstante, sostienen que la reducción propuesta de IRPF provocará un incremento de la pensión entre 33 y 60 euros mensuales a aquellos pensionistas que perciban un importe superior a 1.000 euros.
– Por su parte el PSOE reivindica que las pensiones se actualicen con el IPC, suponiendo una revalorización del 1,6%, en vez del 0,25% aprobado por el Gobierno, tomado como referencia la inflación de noviembre del pasado año.
– Podemos aboga que la revalorización de las pensiones se vuelva a indexar al incremento del Índice de Precios al Consumidor (IPC) y “una paga extra”, que cubra la diferencia entre la cuantía de la pensión percibida y la que hubiese correspondido en los ejercicios de 2016 y 2017, con el objetivo de recuperar la pérdida de nivel adquisitivo.
Como podrán comprobar ninguno de los planteamientos vertidos por las fuerzas políticas más representativas añaden alguna alternativa novedosa, a expensas del análisis o debate que se celebrará en la presente semana con el fin de convenir una formula más estable y duradera en el tiempo. El sistema de pensiones en España está agotado, entre otros aspectos, por el concepto de seguridad social integrada, por lo que en primer lugar deberíamos reconocer que el sistema de reparto español está superado por la demografía en base a sus orígenes y posteriormente trabajar detenidamente sobre cómo debería de ser el nuevo diseño integral de las pensiones basadas en reformas estructurales y no paramétricas como hasta la fecha.
Es muy importante que dicha “fórmula” resulte en base a la situación actual y la correspondiente proyección, sin dar la espalda a la realidad, recordando que ya se han llevado a cabo diferentes reformas manteniendo la esencia del sistema desde sus orígenes, es decir, tal y como decía Albert Einstein: “No podemos resolver nuestros problemas con el mismo pensamiento que usamos cuando los creamos.”
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