¿Está la banca española preparada para afrontar el shock?

Juan Abellán Marichalar, Codirector del Máster en Finanzas y Banca Digital; y Socio Director de Formathe Consultores.

Inmersos en las consecuencias de lo que empezó siendo un cisne y pronto se convirtió en un elefante negro, empezamos a ver cuál es el camino para intentar mitigarlas, para procurar salir lo más exitosamente posible de ellas, pese al elevado descontrol interno y a una más que vergonzosa desunión en la UE.

Publicar cifras, unas más halagüeñas que otras, de cuánto nos va a costar el parón, cuando todavía no sabemos cuándo ni cómo vamos a salir de él, es, como poco, precipitado y deben tomarse como serios avisos de que este parón viene acompañado de un enorme varapalo económico.

Las grandes empresas, con balances saneados, han realizado sus deberes adecuando su deuda al largo plazo, aprovechando el escenario de bajos tipos de interés y reduciendo endeudamiento, a la vez que han mantenido un saneado colchón de tesorería. Esto les ha permitido, una vez iniciado el shock, ampliar más su liquidez, ya sea en forma de crédito o de deuda, sin dificultad alguna.

Las medianas empresas, en situación no tan saneada, pero parecida, se defienden con crédito, ayudas y ERTEs, seguramente saldrán adelante si no se alarga el parón más de lo que debería. Las pymes y los autónomos, no tan previsores y más acostumbrados a vivir en el día a día, necesitan de más apoyo y de ayudas que lleguen de forma más ágil y contundente. Muchas de ellas eran viables antes del parón y seguirán siéndolo si reciben soporte.

El problema está en que el grueso del tejido empresarial español está precisamente concentrado en pymes. Una de las consecuencias de nuestra defectuosa estructura empresarial, junto con la rigidez en normativa laboral y el enorme peso del turismo y la construcción, es la enorme estacionalidad en el empleo, 27% frente al 15% de nuestros vecinos europeos, que nos llevará, una vez más, a ampliar el paro más de lo deseado.

Este panorama necesita, además de ayudas inmediatas, reales, directas y ágiles, de un apoyo del engranaje y sistema circulatorio de nuestras empresas, la banca. La pregunta es, ¿está la banca en condiciones, saneada y con fortaleza suficiente para ser protagonista de esta crisis sanitaria? La respuesta es que sí, la banca española también ha hecho sus deberes y está preparada.

Nada tiene que ver su situación con la de la anterior crisis. Han saneado y limpiado sus balances, hay que recordar que estos años han absorbido 339.000 millones de crédito promotor y constructor, reduciendo la morosidad desde un 13,6% a estar acorde con el sistema financiero europeo en el entorno del 5%. Esto no ha sido fácil y consecuencia de este esfuerzo es que, si bien nuestros bancos tienen una fortaleza importante en capital, en su mayoría superior al 11%, se encuentran en el último lugar entre las entidades europeas.

Pero es que sanear morosidad, limpiar balances, invertir en digitalización, reducir costes a base de costosas prejubilaciones y EREs, absorber bancos en quiebra y todo ello con una política de bajos tipos de interés aplicada por un Banco Central Europeo estricto en exceso hasta ahogar prácticamente el sistema, es muy, muy difícil.

Pero se ha logrado y sigue mejorando, le queda un último empujón, reducir más sus activos improductivos NPLs, que tanto daño hacen a la cuenta de resultados y que en ello está. Pero como no podía ser de otra forma, a raíz del parón, una de las primeras medidas tomadas por el BCE ha sido relajar las normas y exigencias en capital, veremos qué decisiones toma a la vuelta, si sigue el ejemplo norteamericano más laxo, que ha permitido a los bancos del otro lado del charco incrementar sus resultados y prestar más o mantiene el modelo europeo en el que es imposible ganar dinero, incrementar reservas y repartir dividendos, todo a la vez, bajo tipos de interés cero y requerimientos inviables.

Tan inviables que, en España, la banca está avocada a una nueva ronda de fusiones, el tipo de interés bajo ha venido a quedarse una larga temporada. Los bancos medianos ya no se sostienen, necesitan hacer fusiones rápidas, eficientes y con una visión de negocio tan clara que evite procesos largos y conflictivos que retrasen el efecto de las sinergias que pueden alcanzar. No es fácil y están en tiempo de descuento.

El saneamiento que ha realizado la banca española y que no ha realizado la mayoría de bancos europeos, no ha terminado, ha reducido a la mitad el número de oficinas y un 40% el de empleados, pero queda recorrido y esto es bueno, sobre todo, porque cuenta con el menor número de empleados por oficina de Europa y si se realiza una agrupación ordenada y eficiente en los núcleos urbanos y en las zonas rurales se siguen modelos como el de las franquicias, alcanzará una mayor reducción de costes, mejorando, incluso, el servicio que da a sus clientes.

Sí, la banca está a la altura de las necesidades que el shock del coronavirus demanda, prueba de ello es cómo ha conseguido canalizar los avales que el Gobierno ha facilitado a pymes y autónomos, a pesar del laberinto burocrático que en forma de lazo traía el regalo. Unos avales que las empresas españolas reciben con desventaja sobre las empresas alemanas que garantizan el 100% de la deuda, esto recuerda a diferencias como las de la anterior crisis.

Alguna de las entidades españolas ya ha completado y concedido el total de préstamos, que por su cuota de mercado le correspondía, de la primera ronda de avales y les aseguro que no es fácil su engorrosa tramitación. Incluso a los clientes que no cumplen con las condiciones del ICO, los bancos están asumiendo el riesgo completo, con prudencia, como debe ser. Sin embargo, este esfuerzo que está protagonizando la banca no está siendo ni valorado ni reconocido, no nos olvidemos que una de las tareas pendientes de la banca es mejorar su imagen y reputación, la banca es un negocio de confianza.

Sí, la banca está a la altura de sus clientes, es la banca más eficiente de Europa, con una ratio de eficiencia entorno al 50% fruto del saneamiento que está realizando y de la más avanzada digitalización. La digitalización no es un proceso de pocos años, la banca no se digitaliza en unos años, la banca española lleva digitalizándose desde hace muchos años, los clientes tampoco se hacen digitales de la noche a la mañana, es un proceso en el tiempo.

La digitalización implica un mejor servicio, más eficiente, implica reducir intermediarios entre el sistema informático y el cliente, por lo que el cliente ha de encontrar aplicaciones fáciles, sencillas y amigables, orientadas a él, que prefiera realizar él las operaciones a tener que ir a una sucursal y que pueda realizar cada vez más operaciones de las que hoy puede realizar por él mismo. Ya se están recogiendo los frutos de la digitalización, está creando servicios para el cliente que nunca se imaginó que la banca le podría ofrecer. Digitalización también es tratamiento de datos, es digitalización de empleados, es en definitiva una nueva cultura y la banca española está a la cabeza, sus frutos están ahí.

Sí, la banca española está preparada para afrontar la actual situación y ser protagonista del impulso de España.

 

Artículo publicado en el informe Reflexiones jurídicas y financieras pos-Covid-19.

 

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