¿Qué diferencia hay entre los Robo-advisors y los Quant-advisors?

Robo-advisors y los Quant-advisors

El mundo Fintech ha llegado para permitir personalizar estrategias hasta ahora institucionales, adaptándolas a las necesidades y capacidades de inversores individuales, cerrando así el gap existente entre los productos para instituciones y los retail. Tanto los robo-advisors como los quant-advisor proporcionan servicios de inversión automatizados mediante el uso de algoritmos que evitan el factor humano, siendo la principal diferencia que los robo-advisors se centran en la gestión pasiva, mientras que el concepto de quant-advisor pone el foco en la llamada gestión activa.

Las nuevas tecnologías y la gestión de activos

El sector financiero ha cambiado en los últimos años más de lo que lo había hecho en todo el siglo XX. La enorme revolución que las nuevas tecnologías están provocando en la gestión de activos es una prueba de ello. En la actualidad, robo-advisors y quantadvisors buscan ser pioneros en gestión de activos desde un enfoque Fintech, poniendo a disposición de inversores individuales lo mejor de la gestión institucional con varias ventajas.

En primer lugar, la eliminación de intermediarios (bancos, gestoras, asesores de productos de terceros, etc.) y, el sesgo que —en muchos casos— tienen estos hacia productos que no son necesariamente los mejores, pero en los que factores como la comisión del producto, acuerdos estratégicos con terceros o la promoción de producto propio, tienen una gran influencia.

En segundo lugar, el mundo Fintech permite personalizar estrategias hasta ahora institucionales, adaptándolas a las necesidades y capacidades de inversores individuales, cerrando así el gap existente entre los productos para instituciones y los retail.

Robo-advisors y Quant-advisors

Tanto los robo-advisors como los quant-advisor proporcionan servicios de inversión automatizados mediante el uso de algoritmos que evitan el factor humano, siendo la principal diferencia que los robo-advisors se centran en la gestión pasiva, mientras que el concepto de quant-advisor pone el foco en la llamada gestión activa.

En el caso de los robo-advisors, su estrategia consiste en tomar ventaja del hecho de que un alto porcentaje de los fondos de inversión tradicionales no baten a su índice de referencia y, por lo tanto, tiene sentido facilitar la inversión en estructuras que repliquen el mercado sin intervención del gestor y a unos costes menores. Para ello, los robo-advisors tienden a invertir en ETF, optimizando así la exposición del cliente a los mercados financieros y ahorrándoles costes. Al basarse en gestión pasiva, el cliente está alineado con el mercado de forma casi exacta, evitando la influencia de un gestor tradicional y las posibles desviaciones respecto al mercado al que quiere tener exposición, ya sea renta variable, renta fija, materias primas, etc.

Por su parte, los quant-advisors se centran en el asesoramiento de estrategias cuantitativas de gestión activa con el objetivo de obtener retornos independientes de los mercados financieros, mediante el uso de algoritmos que tratan de aprovechar movimientos tanto alcistas, como bajistas.

Desde este punto de vista, los quant-advisors buscan proporcionar herramientas que permitan obtener retornos positivos sin que la exposición o beta al mercado sea alta, convirtiéndose así en un elemento de diversificación y de optimización de los niveles de rentabilidad y riesgo de la cartera total, la cual en muchas ocasiones presenta una alta sensibilidad a los movimientos tanto alcistas como bajistas de los mercados. Los instrumentos más utilizados por los quant-advisors tienden a ser futuros listados, ya sean sobre los índices de renta variable, sobre bonos de renta fija, materias primas o divisa.

Los quant-advisors y los robo-advisors son complementarios, ya que nos ofrecen formas diferentes de tener exposición a los mercados financieros de una forma automatizada, eficiente y diversificada, lo que nos permite combinar retornos ligados a los movimientos del mercado y retornos independientes de éstos, formando así una cartera que busca ser estable en el tiempo. Wealthfront, Betterment, Charles Schwab, Vanguard, Accurate Quant, Indexa Capital, Feelcapital y Finizens son algunos ejemplos de robo-advisors y quant-advisors a nivel nacional e internacional.

Robo-advisors y Quant-advisors en el medio plazo

Ambos constituyen modelos de negocio muy escalables al ser productos de distribución masiva (siempre dentro de la normativa MiFID), con notables ventajas competitivas con respecto a los productos tradicionales, entre ellas la eliminación de la inversión mínima o, en su defecto, hay una considerable reducción de ésta, menores costes, independencia de las entidades financieras, simplicidad y usabilidad Fintech y gran transparencia en todas las partes del proceso de alta y tras la inversión.

La unión de todos estos elementos hace que robo-advisors y quant-advisors formen parte de uno de los verticales Fintech más relevantes y con más crecimiento en la revolución que se está produciendo en el sector financiero a nivel mundial.

Desde el punto de vista regulatorio, la aplicación de MiFID II va a suponer una gran inversión por parte de la industria financiera y, en consecuencia, un considerable aumento de los costes de asesoramiento. Esto puede provocar, que las entidades asesoras se enfoquen en clientes que ofrezcan márgenes mayores, es decir, con un capital asesorado más elevado.

Si a esto unimos el hecho de que, culturalmente, el cliente final no está acostumbrado a pagar explícitamente por el asesoramiento financiero, tendremos que sólo aquellos inversores con una mayor capacidad económica serán el cliente que demande asesoramiento financiero tradicional.

Con todo ello, esta nueva coyuntura ofrece una gran oportunidad para aquellas ESI´s que ofrezcan asesoramiento financiero con un alto componente tecnológico y bajos costes, como es el caso de Robo-Advisors y Quant-Advisors, que pueden dar cabida a todo tipo cliente.

Si nos fijamos en las nuevas generaciones, éstas tienen ya de por sí, una mayor predisposición y/o menores barreras de entrada a efectuar todo tipo de gestiones on-line, es decir, no tienen tanta necesidad de una atención / asesoramiento “humano” tradicional. Si a ello unimos su mayor predisposición a analizar nuevas alternativas de gestión, hace que este sector de clientes sea perfecto para la industria.

En cuanto a los pequeños inversores, como ya hemos comentado antes, tienen un aliciente extra a utilizar este tipo de asesoramiento, debido a su menor coste e inversión mínima.

 

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