Por una reforma íntegra

miguel a bernal

Por Miguel Ángel Bernal, profesor y coordinador del Departamento de Investigación del IEB.

La semana pasada comentaba en este diario la necesidad de acometer una profunda reforma laboral. Lo cierto es que este país necesita muchas más reformas, no sólo la laboral, pero parece que al PP lo que se le da bien es subir impuestos como ni siquiera lo han hecho los partidos de izquierdas. Reformas como por ejemplo en educación para no ser el segundo país con la mayor tasa de abandono escolar de la UE. Justicia para que Europa no nos saque los colores por ser los políticos los que eligen a los jueces. La de financiación territorial donde no sólo es repartir los impuestos, sino bajar los gastos suprimiendo un sinfín de organismos y empresas sin función ninguna que lo único que dan son puestos de trabajos designados a dedo. No se me puede olvidar la reforma de la función pública que nos permita acabar con la corrupción generalizada, tal y como estamos viendo constantemente en los telediarios. Por supuesto y como digo en el título de la tribuna, la de las pensiones.

Con el tema de las pensiones esperemos que no pase como con la enorme crisis reciente que Solbes y demás prebostes, estos días desfilando por el Congreso, dicen que no vieron venir ¿Pedro Solbes, Elena Salgado y compañía estarán viendo su pensión pagada por el Estado después de esta gravísima ceguera donde sus medidas agravaron la situación? Cabe recordar a todos los políticos que desde organismos, instituciones, servicios de estudios, asociaciones y economistas alertamos de la situación y la necesidad de acometer reformas. Estas reformas son cada vez más necesarias y cuanto más se tarde en acometerlas, peor, por de pronto este año ya se emitirá deuda para pagar a los jubilados. La deuda pública total, no solo la que computa de cara al déficit vigilado por la comisión, se sitúa ya en el 140 por ciento del PIB. Antes he dicho que el PP solo sabe subir impuestos; bueno, también emitir deuda pública para que la paguemos los españoles.

La Seguridad Social, no voy a descubrir nada, tiene en el corto plazo un problema de desigualdad entre ingresos y gastos. La crisis ha aumentado tremendamente el descuadre, el incremento del desempleo en un primer momento y ahora la precariedad de los puestos de trabajo creados, ha acentuado aún más el déficit previsto por estudios desde hace mucho tiempo. No debemos olvidar además que políticas como la de tarifas planas y rebajas de cotizaciones han perjudicado aún más los ingresos.

Algunos como Pedro Sánchez parece que quieren sacar nuevos impuestos. No se piensen que se le ha ocurrido recortar las duplicidades que existen en la administración. Los políticos deberían afilar la tijera de recortar la función pública, ya que la de recortar prestaciones a los ciudadanos la tienen perfectamente afilada. Ahora bien, parece que lo suyo no son los números: entre lo dos nuevos impuestos la recaudación sería de unos 1.600 millones. Hay que contar con la redirección a presupuestos generales pagos ahora desembolsados por la caja de la Seguridad Social, unos 4.500 millones. Es decir, entre ambas medidas un colchón de unos 6.100 millones. El problema es que el déficit es de 15.500 millones, cifra muy similar a la que se espera para ejercicios sucesivos.

Además el equipo de Sánchez parece no tener en cuenta que este es el problema a corto plazo, porque a largo plazo la auténtica bomba es el envejecimiento de la población. Por cierto, la presidenta de la Comisión del Pacto de Toledo, supongo que al leer “envejecimiento” ha comentado que la población española ha aumentado su esperanza de vida. Claro que envejecimiento es algo que además de que se viva un mayor tiempo, tiene que ver con que la fertilidad en España es de las más bajas del mundo. Debe ser que al Pacto de Toledo no llegan informes que expliquen bien lo que es el envejecimiento y sus causas. Me viene a la cabeza otra vez Solbes y su ceguera. Estudios demográficos estiman que en 2030 habrá sólo cuatro personas en condiciones de trabajar frente a otras diez que no lo estarán pues tan sólo el 36,5 por ciento de la población española estará dentro de la población activa.

La Seguridad Social necesita reformas urgentes y de calado. Las teorías maltusianas no se están cumpliendo y convierten el sistema de reparto de caja, vigente actualmente, en una estafa piramidal de dimensiones colosales. Las pensiones van a perder capacidad adquisitiva, hasta que la diferencia entre la prestación media y el salario se sitúe aproximadamente como entre nuestros socios europeos en el 60 por ciento, no en el 80 por ciento que arroja actualmente. Se tendrá en cuenta toda la vida laboral para calcular la pensión. Alargaremos nuestra vida laboral previsiblemente hasta los 70 años. A algún político se le ocurrirá empezar a pensar en cuentas nocionales, además de potenciar y no de demonizar los planes privados. Pero hay algo que necesitamos todavía más: un mercado laboral que dé cobijo y sostenga el sistema, lo que nos lleva a mi punto de partida de la semana anterior, la imperiosa necesidad de reformas del mercado laboral para generar puestos de trabajo estables, sin precariedad y por supuesto con unos salarios muchos más altos. Una reforma de pensiones sin la del mercado laboral no conduce a nada.

 

Tribuna publicada en El Economista