Aurelio García del Barrio. Director del Global MBA con Especialización en Finanzas.El BCE anunció la semana pasada que, a partir del próximo mes de marzo, lanzará un programa de compra de activos públicos y privados por un importe de 60.000 millones de euros mensuales que estará en vigor al menos hasta finales de 2016 (en total serán de 1,14 billones de euros), justificado por el nivel de inflación en la zona Euro. En diciembre de 2014, 12 de los 19 países de la zona Euro registraron cifras de inflación negativas (en caso de España, -1,1%); el resto de países, si bien registraron tasas positivas, fueron muy bajas y por debajo del 1%.El principal mandato del BCE es mantener la estabilidad de los precios y esta tendencia deflacionista dista mucho del objetivo de inflación del organismo situado en el 2%. Esta caída de precios se ha visto impulsada por el desplome del petróleo (el barril de Brent se mantiene en torno a los 50 USD y acumula una caída del 50% en los últimos meses). Las expectativas del BCE son que la inflación interanual seguirá en términos muy bajos en los próximos meses, y solo repuntará gradualmente entre 2015 y 2016.Al caer los precios, se reducen los ingresos de las empresas. Como los costes de producción no disminuyen, las compañías recortan la inversión y el empleo. Así que cada vez es más pequeña la masa salarial y también la demanda, lo que implica menos ventas. A la vez, los consumidores retrasan sus compras y las empresas sus gastos, al creer que más tarde todo será más barato.Además la situación se ve agravada porque el peso de las deudas en relación con los salarios aumenta y, con él, el riesgo para el sistema financiero; ante esta coyuntura, aumenta la prima de riesgo de los bancos, que reducen la oferta de crédito. Es por los tanto, un circulo vicioso con mucho peligro. Ante este escenario en la mayoría de los países de la eurozona, el BCE tendrá que mantener los tipos de interés y afrontar las medidas monetarias comentadas anteriormente, para estimular la economía. ¿Cuál es la situación en España?España se encuentra en un periodo deflacionario en una situación de crecimiento económico y con creación de empleo; y ello con el precio del petróleo muy bajo y una divisa (Euro) muy devaluada con respecto al dólar. Esta situación podría implicar que una caída generalizada de los precios aumentaría el peso de la deuda pública respecto del PIB, y conducirá seguramente a un aumento de los tipos de interés, aunque el BCE pretende mantenerlos en los niveles actuales.No nos olvidemos que Japón lleva viviendo esta situación 20 años. Pero, ¿esta situación se puede tornar positiva? En los ámbitos económicos y empresariales, no hay verdades absolutas, así que, diremos que depende … Si la deflación proviene del colapso de la demanda agregada, será muy negativa, ya que el gasto de familias, empresas, sector público, etc., estará contraído y se paraliza la actividad económica; pero en el caso que proceda de un incremento de la oferta agregada no tiene porqué serlo, pues las empresas no paralizarán la producción y estarán dispuestas a sacar al mercado sus productos a un PVP suficiente para “mantener” sus márgenes con el resultado de un estimulo para el consumo y consiguiente reajuste de la tendencia inflacionista.El futuro nos dirá si la actual situación no es tan mala como, a priori, podríamos pensar, y dependerá básicamente del entorno (evolución economías zona Euro, resultado de la política monetaria del BCE, precio del petróleo, etc.). Históricamente, hemos visto como América y Asia han vivido un crecimiento mucho más fuerte y sólido en periodos dominados por la inflación. Por el contrario, Europa ha experimentado sus mayores crecimientos económicos durante periodos dominados por procesos deflacionarios. Puede que el problema real no sea la deflación, sino los actuales niveles de deuda, y que el esfuerzo debería hacerse en frenar la deuda y no en crecer los precios, porque la deflación si es un problema muy serio en un escenario de elevado nivel de endeudamiento, ya que la carga aumenta en términos reales pudiendo llegar a ser insostenible.¿Cuáles son las expectativas sobre el euro? Se espera que su caída seguirá, y cuanto mayor sea el QE (el FMI ya ha manifestado que la actual propuesta del BCE será insuficiente), más posibilidades de nuevos descensos del euro, lo que hace que la moneda común sea un activo incluso más barato. Esto va a favorecer a las economías exportadoras, penando a las de índole importador. Por otro lado, la adquisición de crudo, al estar éste denominado en dólares, resultará más cara.
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