Ni una sola medida de ajuste de gasto en un momento en el que la austeridad es clave

Por Aurelio García del Barrio, director del Global MBA con especialización en Finanzas.

Después de siete años, volvimos a asistir a un debate del estado de la nación en el Congreso de los Diputados, y como casi siempre que el Presidente Pedro Sánchez, acude a dar explicaciones, lo hace sacándose de la chistera alguna medida que sorprende incluso a sus socios de Gobierno, cuando menos inaudito, ¿verdad?

En esta ocasión, los anuncios más destacados realizados por el presidente del Gobierno han ido dirigidos a las eléctricas y a la banca, a las que quiere gravar con un impuesto especial, porque piensa que ganan mucho dinero, bonificaciones al transporte y un aumento en la cuantía de las becas.

El impuesto a las entidades bancarias será excepcional y temporal, tendrá una duración de dos años (sobre los ejercicios 2022-2023) y estima que recaudará en torno a 1.500 millones de euros al año.

El impuesto a las grandes empresas eléctricas, gasistas y petroleras, será también de carácter excepcional y temporal, gravará los beneficios extraordinarios obtenidos en 2022 y 2023. Estima una recaudación anual de 2.000 millones de euros al año.

Gratuidad de los abonos de Renfe de cercanías, rodalies y media distancia, del 1 de septiembre al 31 de diciembre. Para estos billetes multiviaje, la bonificación será del 100%. Se suma a la rebaja del 30% para los abonos del resto de transporte urbano y metropolitano, que las comunidades autónomas pueden completar hasta el 50% o el 60%.

Beca complementaria de 100 euros mensuales para todos los estudiantes mayores de 16 años que ya disfrutan de una beca. La recibirán cerca de un millón de alumnos, de septiembre a diciembre.

A esto hay que añadirle otra serie de medidas, que van desde la puesta en marcha del Programa Código Escuela 4.0 para el desarrollo de competencias digitales (programación y robótica) en Infantil, Primaria y ESO, mejorar la Política Agrícola Común (PAC) para impulsar el campo español, refuerzo del Sistema Nacional de Salud y creación del Centro Estatal de Salud Pública, y otras en los ámbitos de Incendios, Eficiencia Energética, Vivienda, la descarbonización de Canarias y Baleares y el desarrollo de Ceuta y Melilla.

El problema es que cuando Sánchez habla sube el pan; nada más anunciar los impuestos a la banca y las eléctricas, se vio el impacto en el selectivo. El Ibex cerraba la sesión del martes con una caída del 0,62%, donde la banca caía significativamente.

Este desplome de la banca significa que los inversores se han posicionado, al ser un golpe importante para las expectativas de resultados de las entidades financieras y, principalmente, para los bancos cotizados en Bolsa. Los bancos con una mayor exposición al negocio nacional han sido los más afectados en Bolsa tras el anuncio de Sánchez, mientras que las entidades más diversificadas geográficamente, caso de Santander y BBVA, son aquellas cuyas caídas han sido más suaves.

El principal perjudicado de este impuesto es el accionista, ya que la banca española se caracteriza por el reparto de dividendos de manera recurrente. Si los bancos obtienen un menor beneficio neto, podrán repartir un menor dividendo.

El anuncio del Gobierno agudiza los pesares de un sector que, aunque espera una mejora de sus cuentas ante la próxima subida de los tipos de interés, se ha visto penalizado en las últimas semanas por el temor a que el deterioro económico acabe eclipsando esta ayuda y se traduzca en una caída de sus volúmenes y un incremento de los problemas en su balance.

La reacción mucho más calmada del sector eléctrico evidencia que los accionistas ya estaban prevenidos sobre las intenciones del Ejecutivo, que ya había preanunciado sus planes de aprobar un impuesto extraordinario sobre la industria, ante la consideración de que está experimentando beneficios extraordinarios derivados de la crisis de Ucrania.

En definitiva, impuestos que supondrán una recaudación de 7.000 Millones de Euros en dos años, que sumados a lo que ya ha recaudado el Gobierno en IVA e IRPF derivado de la inflación, ayuda a justificar la reducción del déficit público.

Pero la pregunta del millón en este tema es, ¿por qué buscar soluciones vía subida de impuestos y no con reducción del gasto? No hemos visto al Ejecutivo ni una sola medida de reducción del gasto, en un momento donde la austeridad sería fundamental, y donde la economía española tiene un grave problema, su gasto público estructural es mayor que el crecimiento del PIB.

Estas medidas no van a ser suficientes para solucionar los problemas inflacionistas, y donde nuestra economía no volverá a los niveles previos a la pandemia antes de finales de 2023.

Sr. Sánchez, lo que hace el mago con la chistera es magia, pero el ilusionismo en la vida real no funciona, y la realidad es que nuestra economía no crece como debería, nuestro nivel de desempleo duplica la medida de la UE, estamos tremendamente endeudados, con una ratio Deuda/PIB de un 118% y con la Prima de Riesgo también disparada. ¿No hay nadie en los 22 ministerios del Gobierno ni entre los 785 asesores del ejecutivo capaz de verlo?

Tribuna publicada en El Economista.