Enrique Pérez-Hernández es profesor del IEBLa Unión Bancaria constituye uno de los hitos más importantes en el proceso de integración económica y financiera de Europa. Una pieza esencial de la Unión Económica y Monetaria (UEM) para conseguir un Mercado Único. Tiene dos objetivos principales: romper el círculo vicioso Deuda soberana/Deuda bancaria y ser una herramienta para la prevención y resolución de crisis bancarias. Es decir, trata de solucionar problemas que impactan muy directamente a los ciudadanos. Básicamente, que los contribuyentes no vuelvan a pagar los rescates bancarios y que el crédito vuelva a fluir a precios asequibles.La UEM tiene, desde la creación del euro, una política monetaria común conducida por el Banco Central Europeo (BCE), pero ofrece algunas debilidades puesto que las políticas fiscales nacionales (aunque matizadas por los acuerdos sobre disciplina presupuestaria) han dado lugar a desequilibrios entre Estados, niveles de deuda y costes de financiación divergentes, mayores costes que se transmiten a la financiación bancaria y, a través de los bancos, a la financiación de familias y empresas.La profundidad de la reciente crisis del euro, que llegó a poner en cuestión incluso la supervivencia de la propia moneda única, demostró las importantes carencias que tenía la estructura de gobernanza económica del área. Hoy en día, con la Unión Bancaria, que deberá ser completada después con la unión fiscal, se suplen esas carencias por el establecimiento de una hoja de ruta para avanzar a una verdadera unión económica con los siguientes pilares: Mecanismo único de supervisión, con el BCE como supervisor único, y un mecanismo único de resolución.Esta nueva arquitectura financiera europea ya ha dado sus primeros pasos, que nos hacen pensar que logrará sus objetivos en el futuro. El objetivo de estandarización y armonización de reglas comunes de capital, liquidez o apalancamiento es ya en un 80% normativa europea, quedando un 20% de discreción nacional.Cabe recordar que el inicio de la supervisión única por el BCE, en noviembre del año pasado, fue precedido por un examen de la situación la banca y su sometimiento a unos test de estrés que han logrado incrementar y mejorar la calidad de información sobre los bancos, identificar las medidas correctoras y un incremento de la confianza para los stakeholders, que ahora ven a los bancos como entidades fiables y sólidas.De momento, la Unión Bancaria y las medidas de política monetaria del BCE (rebaja de tipos, LTRO, TLTRO y QE) han producido una caída de las primas de riesgo, menores costes de financiación y el inicio de un mayor flujo de crédito a la economía real. Y será un proceso que se irá acelerando, sobre todo en la medida en que los bancos terminen su desapalancamiento y sean capaces de identificar una demanda solvente.
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