Por Miguel A. Bernal Alonso, profesor y coordinador del departamento de investigación del IEB.
La acumulación en breve tiempo de problemas de supervivencia en bancos europeos, Popular y dos italianos, se ha extendido. Todavía está fresca en la memoria la multitud de rescates bancarios en diferentes países a raíz del estallido de la burbuja de crédito. Muchos se preguntan si estamos en la antesala de un nuevo rebrote de los problemas bancarios. En mi opinión y desde el primer momento, mi respuesta es no. Esa posibilidad, la hecatombe, no creo que se vaya a producir. Eso sí, no descarto ver alguna situación, más bien puntual, de nuevos problemas.
El contexto actual es diferente al que presentaban los bancos en 2009 o 2010, momento de inicio de los problemas. En aquella época, el volumen de créditos concedidos era sensiblemente mayor del que los balances bancarios presentaban. Ahora mismo, y salvo posible morosidad oculta, los créditos que no están ya cubiertos con provisiones por su morosidad, pueden considerarse en su mayor parte sanos. Cierto es que la cifra de morosidad es aún muy alta, pero en todos los países está descendiendo y es previsible que continúe, incluso se acreciente esa tendencia. Hay que resaltar, como primer mensaje, por tanto que la morosidad hoy por hoy, aún siendo un problema, está mucho más controlada y tendente a remitir. Analizada la morosidad pasemos ahora a la cuenta de resultados.
Los beneficios de los bancos viven horas difíciles como consecuencia de los tipos a cero, incluso negativos. Esa anormalidad en los tipos de interés no permite que los márgenes de desintermediación despeguen. En algunas entidades lo que se gana por la diferencia entre tipos de activos y pasivos, cubre tan solo para pagar lo gastos fijos de la entidad. Siendo cierto este punto, hay que resaltar que la mayor parte de los bancos ha acometido reajustes importantes, léase diminución de capacidad y personal. Por tanto, ahora mismo los bancos tienen algo más de cintura que al inicio de la crisis, en materia de gastos. Además las fusiones e integraciones de redes y servicios posibilita unas mayores sinergias, algo que termina reflejándose en los resultados.
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