Brasil, el coloso que nos mantiene en vilo

Por Ramón Casilda, analista, consultor estratégico iberoamericano y profesor del IEB.

Despejada la incógnita de México, la segunda mayor economía latinoamericana, con el triunfo electoral de Antonio Manuel López Obrador, ahora se abre la de Brasil, primera economía de la región y segunda de América por detrás de EEUU. A nivel mundial con un PIB de 1,8 billones de dólares ocupa el noveno lugar.

Brasil tiene elecciones presidenciales el próximo 7 de octubre en primera vuelta y el 28 de octubre en segunda. Mientras tanto la economía da muestras de inestabilidad que afectan al crecimiento. Ejemplo, el Banco Central de Brasil (BCB) ha rebajado sus estimaciones de crecimiento para 2018 desde el 2,6%, hasta el 1,6%. La huelga de camioneros que paralizó algunos sectores estratégicos durante el pasado mes de mayo ha tenido mucho que ver. Pero también la revisión está asociada con la menor actividad, la debilidad en los indicadores de confianza para las empresas y los consumidores.

Por su parte el BCB en su reunión de política monetaria en el segundo trimestre, mantuvo los tipos de intereses en el 6,5% y la inflación la situó en el 4,2 para 2018 y el 3,7% para 2019. La tasa de desempleo se situó en el 12,7% y el empleo informal continúa elevado. Respecto a la inversión extranjera directa, cayó desde el máximo de 97.000 millones de dólares (2014), hasta los 70.000 millones de dólares (-9,7%).

Mientras tanto importantes acontecimientos empresariales se producen en la economía brasileña. Petrobras firmó una carta de intenciones para establecer una alianza estratégica con China National Petroleum Corp (CNPC) para poder concluir las importantes obras del complejo petroquímico Comperj en Rio de Janeiro, que ya ha costado más de 10.000 millones de dólares y se encuentra paralizado desde 2015 aunque cuenta con más del 80% del proyecto ejecutado. Además Petrobras ha hecho extensible el acuerdo para evaluar la participación de CNPC en el proyecto costa afuera de Merlim, uno de los más productivos del país.

Por otra parte Embraer, tercer constructor mundial con un volumen de negocio de 6.000 millones de dólares, acordó con el gigante Boeing un acuerdo preliminar para la creación de una empresa conjunta (joint venture) de aviación comercial cuya sede estará en Brasil. La valoración de la nueva compañía es de 4.750 millones de dólares y según el memorando de entendimiento, Boeing será titular del 80% del capital, mientras que Embraer tendrá el 20% restante. El acuerdo se completa con la creación de otra empresa para la promoción y desarrollo de nuevos mercados en el área de defensa, especialmente el avión militar K-390 de transporte fabricado por Embraer.

“Con esta sociedad estratégica, estaremos muy bien preparados para generar valor a nuestros clientes, empleados y accionistas de las dos empresas, así como para Brasil y EEUU”, dijo Dennis Muilenburg, consejero delegado de Boeing. Es de destacar que el Gobierno brasileño tiene una acción preferencial sobre Embraer, que le da poder para vetar decisiones. Sin embargo, el presidente del país, Michel Temer, anunció que Embraer y Boeing eran libres para llegar a un acuerdo. Este movimiento estratégico es la respuesta al gigante aeronáutico europeo Airbus, que adquirió la división regional de la canadiense Bombardier, competidor directo de Embraer.

En cuanto a la situación política de cara a las elecciones, las encuestas señalan en primer lugar al candidato Jair Bolsonaro; seguido de Ciro Gomes; Marina Silva y Geraldo Alckmin, con un empate técnico según las encuestas entre el segundo y el cuarto, en tanto que los indecisos suman un 40%.

A todo esto, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, que se encuentra en prisión desde el pasado 7 de abril, es el favorito en todas las encuestas, con más del 30% de intención de voto, pero parece poco probable que sea candidato dado que la Justicia brasileña prohíbe las postulaciones de condenados en segunda instancia. Su condena es de 12 años y un mes por delitos de corrupción pasiva y hasta el momento, el Supremo Tribunal Federal negó todas las peticiones que su defensa presentó para obtener la libertad provisional.

No obstante, el domingo 8 de julio el juez Rogerio Favreto, del Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región con sede en Porto Alegre, concedió un habeas corpus a Lula y pidió que la medida sea cumplida en régimen de urgencia. El juez, en funciones de guardia, ha adoptado esta medida para que pueda ejercer sus derechos como precandidato a la presidencia de Brasil. Lula ha agotado prácticamente la segunda instancia y solo le queda acudir a los altos tribunales -el Supremo y el Constitucional- para revertir la condena. Si llega a ser firme, impediría que pueda presentarse en las elecciones presidenciales del 7 y 28 de octubre.

Quien sea el ganador tendrá que hacer frente a un país que sigue siendo uno de los más desiguales del mundo, donde existen fuertes desequilibrios regionales y la delincuencia y la violencia criminal siguen aumentando peligrosamente. Así las cosas, el coloso de Brasil nos mantendrá expectantes hasta las elecciones presidenciales. Y recordemos que América Latina, necesita un Brasil fuerte, próspero y estable, al igual que México.

 

Tribuna publicada en El Economista