Bitcoin, ese extraño objeto del deseo

Por Miguel Ángel Bernal, Profesor y coordinador del Departamento de Investigación del IEB.

Sabemos eso sí que en estos momentos hay unos 12,5 millones de bitcoin emitidos, en nuestro ejemplo cheques regalos. También nos han dicho que el número máximo de bitcoin a emitir será de 21 millones. Cuidado es el número de bitcoin, el número de cheques, no lo confundamos con su valor. El valor saldrá de multiplicar el número de bitcoin por la cotización o precio pagado en la última operación por él. Estamos prácticamente seguros de que no va a haber más de esa cantidad, yo diría que es imposible. Lo es pues la divisa virtual está soportadao por potentes programas o técnicas informáticas, el blockchain. Este es uno de los puntos fuertes del bitcoin el sustento tecnológico revolucionario y que va a cambiar muchos parámetros y usos de nuestra vida. Ahora bien, no confundamos bitcoin con blockchain, son cosas independientes. El bitcoin depende de la tecnología blockchain, sin embargo la tecnología no depende ni se ha realizado en exclusividad para el bitcoin. A la tecnología blockchain puede darse múltiplos usos má allá de las cibermonedas.

Tengo presente además que el bitcoín podría ser declarado ilegal, restringido, controlado o sujeto a complejas cortapisas legales su posesión. Esta declaración podría producirse por un país, por un grupo de países u organizaciones. En la actualidad ninguna autoridad supervisa, ni controla el bitcoin, es un activo total y absolutamente “libre”, escapa de cualquier control legal. Su posesión es total y absolutamente secreta, solo se conoce la identidad del que entrega o recibe los bitcoin cuando se cambién a monedas de curso legal o se compran bienes.

Tiene un halo por tanto de instrumento libertario, de no estar sujeto a ninguna norma. No es de extrañar que se tenga constancia de que esta divisa se usa para transacciones que pueden no ser legales, como por ejemplo compra de armas o drogas. Son utilizadas para ocultar información como aquí en España lo hizo, parece ser la Generalitat de Cataluña y los gastos de referéndum.

Se preguntarán después de todas estas salvedades y aclaraciones que he realizado, de toda la virtualidad aludida; de tener presente que es un bien no controlado, ni apoyado por nadie. Qué lo hace tan especial para que en estos momentos el precio que se paga se haya disparado. La pregunta que está en la cabeza de todos los interesado es si el bitcoin es el nuevo oro, virtual pero oro,ó por contra una burbuja financiera que antes o después explotará y que alguno le llegará incluso a arruinar.

Sinceramente, no tengo respuesta; es más hoy por hoy nadie las tiene. El debate entre economistas e interesado en la materia está abierto y es muy candente. Cierto es que todo parece indicar desde el punto de vista del pensamiento tradicional que no es más que otra burbuja financiera, la cual antes o después explotará. Sin embargo ese halo libertario, unido a la revolución tecnológica por la que estamos atravesando, así como la fuerte revalorización de su precio, atrae como no, de los agentes económicos.

Pero más allá del debate del valor del bitcoin, lo que sí parece ya una realidad o algo que ha venido para quedarse es la irrupción de las criptomonedas. En su momento cambiamos medios de pago como la sal, por trozos acuñados de plata u oro. Posteriormente nació el papel moneda. Nos hemos acostumbrado a que el intercambio se pueda hacer con la moneda de plástico o las tarjetas de débito y crédito. En un paso muy rápido e increíble nos vamos acostumbrado al pago mediante el móvil. Les aseguro que antes de lo que se esperan nos habremos acostumbrado a una nueva forma de intercambio o acumulación de riqueza: las criptomonedas.

Tribuna publicada en EFE