Por Miguel Ángel Bernal, Profesor y coordinador del Departamento de Investigación del IEB.
La banca, fiel a la cita de presentación de resultado trimestrales (y en un muy breve intervalo de tiempo presentan todas las firmas incluidas en el Ibex 35), ha sido la protagonista de la semana. La rendición de cuentas se ha hecho después de que los bancos que cotizan como decía en el selectivo de BME, hubieran disparado sus cotizaciones. Prácticamente en un solo mes el recorrido alcista de precios ha sido impresionante, muchos de ellos llegaban a alcanzar los precios estimados por los analistas para todo el año, algunos como Bankinter lo sobrepasaban con creces.
Sin embargo, al unísono de este comportamiento y coincidiendo con estas buenas noticias, el precio de las acciones de los bancos se dan la vuelta. Además se añade una noticia que siempre genera preocupación: la apertura de fuertes posiciones cortas en dos de los principales bancos, Santander y BBVA, con algo más de 0,50% del capital de cada uno de los dos bancos. No debería ser una noticia baladí pues la posición está abierta por uno de los gestores de mayor prestigio como es Ray Dalio, el cual gestiona la friolera de más de 160.000 millones de dólares en su icónico fondo Bridgewater.
Hagamos un breve análisis del futuro de la banca dado que sus actuales resultados están incorporados en los precios actuales. La banca más allá de los, en general, buenos beneficios tiene frente a sí un panorama que tendrá que gestionar con buena mano. En el futuro una banca, al menos la española, que parece abandonar o ir por el buen camino de su necesaria reestructuración y recapitalización, tiene ante sí frentes abiertos.
En el terreno doméstico nuestra banca debe de continuar con una reducción de su estructura. Todavía, aún hoy, nuestra banca está sobredimensionada tanto en oficinas como en personal. Una tendencia curiosamente marcada en los grandes centros de población donde la banca concentra gran parte de su negocio de activos. Ir por una ciudad española o con abundante población es ir topándose con locales bancarios. Precisamente esta concentración se produce en los focos de población donde Internet, la tecnología, tiene una mayor penetración. Curiosamente en los centros de pasivo, pequeñas poblaciones y ambiente rural, nos encontramos en muchos casos con un desierto bancario. Buen asunto para poner como ejemplo de lo que acarrea la revolución tecnológica.
Pero dejando de lado el aspecto tecnológico, volvamos sobre el análisis. Además de lo comentado hasta el momento la banca española, en un contexto europeo, debe llevar a cabo una sustancial rebaja de los ratios de tenencia de deuda pública. Es cierto que la línea heterodoxa dispuesta por el BCE, quantitative easing especialmente, ha permitido que con las compras de deuda pública y la revalorización de precios haya permitido una mejoría notoria de los beneficios. Por cierto, quizá la banca que tanto protesta de la política no ortodoxa y tipos negativos debería explicar lo que les ha supuesto de plusvalías. Ya sabemos que hay presidentes de bancos españoles que de vez en cuando cargan tintas sobre la actuación del BCE, sin embargo nunca aluden a las magras plusvalías garantizadas por el banco gobernado por Draghi.
Nuestra banca además se mueve en un mercado de cierta falsedad, nuestro país no es lo que Rajoy y su Gobierno pretenden decirnos. España es un país donde la desigualdad ha crecido enormemente, donde hoy por hoy el negocio tradicional, el del préstamo a familias, va a estar cada vez más en entredicho debido a las enormes diferencias que se están creando. Por cierto desconfiemos de la fortaleza de las empresas, pymes que siguen sin mirar al MAB o al MARF. Más vale que lo vayan haciendo si no perderán la posibilidad de financiarse en los mercados, a los que la nueva realidad europea les aboca.
La cuentas de resultados, en muchos casos, vienen avaladas exclusivamente por el aumento de las comisiones de forma que no se recuerda a sus clientes. Habrá muchos que en estos momentos clamen al cielo y quisieran la Santa Inquisición bancaria. Ahórrense todos estos gritos, la solución es la tecnología, las denominadas fintech, úsenlas. Aquí está el otro grave, gravísimo problema de la irrupción de la nueva revolución, habrá perdedores y ganadores. Los bancos tan solo podrán comprar a las empresas disruptivas que están apareciendo y que cambiarán la forma en la que entendemos los servicios que ofrecen. Algún banco, en España, presume de su potencia tecnológica. Desengañémonos lo único que hace es justificar sus tremendas inversiones en un campo donde no se sabe hacia dónde va. Cómo se contrarresta la tecnología blockchain? Es tanto como decir que El Corte Inglés aguanta a Amazon u otros gigantes de la distribución. El problema no es el negocio que mueve en estos momentos, sino como aumentan las cuotas de penetración de los nuevos jugadores en el tablero y lo más importante en que sectores de edad crece. Bueno recordar en este examen el tremendo envejecimiento de la población.
Por último en esta breve descripción de retos de la banca, no hay que olvidar que la unión bancaria es ya una realidad. Desde la autoridad europea se piden auténticas fusiones de grandes bancos en la eurozona. Aquí surge una gran y tremenda duda: ¿está la banca española preparada para dar el salto a mercados competitivos en Europa? Ya no se trata de adquisiciones de pequeños bancos, se trata de engullir tremendas organizaciones de países como Alemania, Francia o la catastrófica, bancariamente hablando, Italia.
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